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El mítico maratonista etíope Abebe Bikila es leyenda.


Abebe Bikila es una de las figuras que han marcado la historia de nuestro deporte y pasó a la historia al convertirse en campeón olímpico en Roma 1960 después de completar el maratón descalzo, como acostumbraba a correr habitualmente.


Cuatro años después, Bikila repitió su gesta en los Juegos Olímpicos de Tokio, esta vez calzado, siendo el primer hombre en la historia en repetir triunfo olímpico, un logro que hoy comparte únicamente con Waldemar Cierpinski, ganador en Montreal 1976 y Moscú 1980.


Mencionar su nombre y que los labios no vacilen al pronunciar un exótico nombre plagado de bes que en amárico significa “flor que brota", Abebe, un antiguo niño pastor que capturó el oro olímpico por primera vez para etiopía y toda áfrica en un momento histórico de especial significación para el continente negro.



Abebe Bikila (Jatto, 1933 - Addis Abeba, 1973), enrolado en la guardia personal del entonces soberano de Etiopía desde los 17 años, tomó parte en los campeonatos de atletismo de las fuerzas armadas de su país casi a renglón seguido. En la prueba de maratón destronó al héroe nacional de la época, Wami Biratu, quien también ostentaba los récords etíopes de 5,000 y 10,000 m.


Onni Niskanen, un sueco que ejercía de entrenador deportivo en la antigua Abisinia, empezó a encargarse de la preparación de Abebe. Una vez en Roma, casi nadie más estaba al corriente de que el desconocido etíope había logrado concluir un maratón en 2:21:23 en Addis Abeba, a más de 2,400 m de altitud y a un mes del inicio de los Juegos. Se esperaba que el soviético Sergei Popov, plusmarquista mundial con 2:15:17, obtuviera una impactante victoria, como la conseguida en los campeonatos de Europa de Estocolmo 1958.


Ya durante la prueba, Abebe Bikila y Radi Ben Abdesselem, un marroquí que hacía su debut en la distancia, se mantuvieron junto a un bloque de atletas más experimentados hasta el kilómetro 20, punto en el que apretaron el ritmo y abrieron una brecha de 26 segundos. El dúo continuó codo a codo casi hasta el final. Entonces, tal y como había acordado con su entrenador Niskanen, Bikila desencadenó un fulminante ataque a falta de poco más de un kilómetro para la línea de meta. Y el genial etíope, que corría descalzo, lo hizo justo cuando la carrera discurría junto al obelisco de Axum. El marroquí no pudo responder al acelerón de Bikila, quien finalmente ganó la titánica prueba con más de 200 m de ventaja y un nuevo récord mundial de 2:15:16. Abdesselem obtuvo la plata con 2:15:41 y el neozelandés Barry Magee se hizo con el bronce en 2:17:18. Popov entró quinto y los quince primeros clasificados superaron el récord olímpico de Emil Zatopek. Bikila enseguida se convirtió en una celebridad mundial, pues su triunfo, cargado de simbolismo, suponía la primera medalla olímpica no sólo para su país, sino para todo un continente inmerso en los procesos de descolonización. Y a la pregunta de por qué corría descalzo, respondió pletórico: “Quería que el mundo supiese que mi país siempre ha luchado con heroísmo y determinación".

Durante los cuatro años siguientes, Abebe Bikila se prodigó más bien poco, participando únicamente en cinco maratones, de los que salió victorioso en cuatro. Se aproximaba la siguiente cita olímpica: Tokio 1964. Bikila tenía ante sí el ingente objetivo de repetir su triunfo, algo desconocido en maratón hasta la fecha. Pero enfermó de apendicitis y tuvo que ser operado de urgencia. Un mes después bajaba las escaleras del avión en Tokio aún convaleciente y cojeando visiblemente. Sin embargo, fue tal vez la calurosísima acogida que le dispensaron sus admiradores japoneses lo que obró en favor de su fantástica recuperación. A los dos días, y junto a sus compañeros Mamo Wolde y Demssie Wolde, Abebe reanudó sus entrenamientos. Y llegó el gran día. Ni la reciente apendicitis, ni la falta de preparación ni la presión de la historia. Sólo el australiano Ron Clarke y el irlandés Jim Hogan le aguantan los primeros 15 km. De ahí en adelante, todo es un grandioso despegue y esfuerzo en solitario de este virtuoso del fondo, quien sin nada que demostrar, corre ya con zapatillas y calcetines.



Las piruetas casi gimnásticas con que culmina su exhibición (2:12:11, récord mundial) quedan inmediatamente grabadas en la memoria de millones de amantes del atletismo y en la película oficial de aquellos Juegos. El británico Basil Heartley fue plata (2:16:19) y el japonés Kokichi Tsuburaya, bronce (2:16:22).

Abebe Bikila había entrenado duramente para intentar ganar su tercera medalla de oro en México 1968, pero se indispuso por la fractura de un dedo y tuvo que retirarse apenas transcurridos 17 km. Su gran consuelo fue ver ganar a su compatriota Mamo Wolde la medalla suprema.


Poco después Bikila sufrió un grave accidente automovilístico en Sheno (a 70 km de la capital etíope), que le dejó postrado en silla de ruedas afectado de paraplejía pese a ser tratado durante nueve meses.


Debilitado, su maltrecho cuerpo no pudo hacer frente a una larga neumonía y falleció el 27 de octubre de 1973. Fue enterrado en loor de multitudes en Addis Abeba y en presencia del monarca Atse Haile Selassie.


Principales Maratones


· 1º Juegos Olímpicos de Roma 1960

· 1º Juegos Olímpicos de Tokio 1964

· 1º Addis Abeba 1960/1964

· 1º Atenas 1961

· 1º Osaka 1961

· 1º Kosice 1961

· 1º Otsu 1965

· 1º Zarauz 1966

· 1º Seul 1966

· 5º Boston 1963


Mejores Marcas


· 10.000 m: 29:00.08 (1962).

· Maratón: 2:15:16 (1960, récord del Mundo). 2:12:11 (1964, récord del Mundo).



Créditos:


Soycorredor

Sergio Hernández-Ranera

9/10/2019



Nota original AQUÍ



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